La historia de hamor (sí, con hache de hormigón que es lo que en el fondo ama esta gente) que nos traen para tratar de convencernos de lo de siempre: mejora de la economía, puestos de trabajo y más hormigón.
Esta historia hubiera sido mucho más bonita si lo que se escondiera detrás no fuera que una familia quiere llenarse los bolsillos destrozando uno de los pocos fragmentos de costa que nos quedan, que además albergan una gran riqueza de especies únicas y algunas en peligro de desaparecer.
Se pueden escribir muchas otras historias de amor. Por ejemplo, la del amor de las canarias a su tierra, que la defienden como pueden ante tantos ataques de familias y empresas poderosas que hacen y deshacen donde quieren, incluso manipulando los medios de comunicación.
La punta de Abona tiene sin duda muchas historias de amor de verdad, como la de algunas compañeras que aprovechan, después de las lluvias de este año, para comprobar el número de ejemplares que sobreviven en la zona.
O como la de la piña de mar, que no abandona la punta de Abona ni aunque la maltratemos y pisoteemos.
Este es un amor más simple y sincero, el amor que protege lo que es de todas sin querer nada a cambio, asegurando de esta manera que los que vienen detrás puedan disfrutar de ese maravilloso paisaje como tú y yo lo hemos conocido.
La opinión pública está cada vez más a favor de salvar el poco territorio que nos queda. Daremos la batalla, y la ganaremos.
¡Por una punta de Abona libre de hormigón y protegida por ley!
Artículo de El Día al que nos referimos
Si deseas mandarnos tus cartas de amor a la biodiversidad, en contraposición a la destrucción de nuestra tierra, envíanosla por privado o por email a atan@atan.org
¡Nuestras historias sí que son de amor de verdad!
