A mi también me gusta poner títulos rimbombantes. Hace unas semanas el Parlamento de Canarias aprobaba la ampliación de la reserva natural especial del Malpaís de la Rasca, que con la modificación pasa algo menos del doble de hectáreas que las que tiene actualmente. Algo que debería ser motivo de celebración si excepciones, encuentra dos: la de ASAGA, que califica la ampliación de “destructora” y de “okupación” y Wladimiro Rodríguez, al que le parece que esta protección va en contra de la agricultura.
Esta ampliación lleva demasiados años esperando a ser aprobada y llega tarde, pero más vale tarde que nunca. La ampliación viene a proteger un paisaje y unos valores naturales excepcionales y, sobre todo, en un retroceso gravísimo, pues el tabaibal-cardonal es uno de los ecosistemas más machacados de Canarias.
Para defender la no ampliación de este espacio, tanto Wladimiro como la ASAGA dicen que en Canarias los espacios naturales protegidos están en peligro por la falta de control y la falta medidas de recuperación, algo en lo que tienen razón y que denunciamos desde ATAN constantemente, pero que nada tiene que ver con la necesidad de ampliar un espacio natural. En ese mismo artículo, defienden cosas como que el ganado vuelva al Parque Nacional del Teide, lo que explica el nivel de conocimiento que manejan cuando vierten sus opiniones.
No solemos pararnos demasiado a contestar opiniones de lobistas que son más una especie de fósiles vivientes, pero es increíble ver a esta gente retorcerse por la ampliación de este espacio y no escucharles nunca salir en “defensa” del suelo agrícola cuando proyectos de construcción que se anuncian constantemente que nos roban contantemente tanto suelo natural como agrícola. Salen a tropel actuando como un lobby públicamente y sin vergüenza.
El problema de ASAGA y Wladimiro es que solo entienden el uso agrícola como una que va en contra de la naturaleza y que, por tanto, son enemigas. Es obvio que Cumbres de Abona no podrá seguir haciendo lo que le dé la gana en ese suelo, pero no es verdad que la actividad agrícola, ecológica y sostenible sea incompatible con los espacios naturales, al menos no con algunos de ellos.
En Canarias tenemos muchos casos donde esto no es un problema e incluso los agricultores aprovechan estar dentro de estos espacios naturales para darle valor a sus productos. Tenemos el caso de La Geria en Lanzarote o Anaga en Tenerife. Desde la inteligencia, Cumbres de Abona, ASAGA y Wladimiro, hubieran defendido esa zona como un agroecosistema donde cultivar en ecológico e incluso aprovecharse de esa privilegiada ubicación, pero la inteligencia no crece en una parra.
El problema es que los agricultores que ASAGA defiende en este caso han usado esa zona como un terreno que allanar y preparar para producir, cuanto más mejor, acabando con todo, de forma intensiva. Pareciera que desde 2008, cuando ya se sabía que este espacio estaba propuesto para su ampliación, se han dado muchísima prisa por hacer matarrasas y que nada quede allí, para ahora poder decir que el lugar no tiene valores naturales. Se equivocan.
Aquí algunas imágenes de la huella irrecuperable que años de agricultura mal entendida han provocado en este lugar.
Si a Wladimiro y ASAGA les quita el sueño la pérdida de suelo agrícola, les damos un lugar donde pueden defenderlo y vamos a estar de acuerdo. En Playa San Juan unos conocidos belgas van a comenzar una gran urbanización turística eliminando una gran cantidad de suelo que se cultivaba hasta hace muy poco. ¿Le metemos mano a esto?
Iván CM
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